La Llama Olímpica a bordo de un Ferrari

La Flama Olímpica realizó Un Viaje Inolvidable de Pasión motorista y Excelencia Italiana durante los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006.

Cortesía: Ferrari.

En 2006, los Juegos Olímpicos de Invierno se celebraron en Torino, Italia, marcando un evento memorable no sólo por la competencia deportiva, sino también por un acto simbólico que fusionó la excelencia deportiva con la ingeniería automotriz italiana: la llama olímpica a bordo de un Ferrari. La llama olímpica, emblema de los JJ.OO. y de los valores deportivos más nobles, se unió con Ferrari, el símbolo por excelencia del "Made in Italy". Esta colaboración reflejó la pasión compartida entre la competencia deportiva más antigua y el mítico Cavallino Rampante.

“La travesía de la Llama Olímpica es una ocasión única para difundir y promover los valores de paz, confianza y hermandad que son los fundamentos de los Juegos Olímpicos. Con este viaje quisimos celebrar varias cosas que muchos creían imposibles: la belleza natural, artística, cultural y también industrial de nuestro país. Ferrari es una de las entidades deportivas más importantes de Italia y debía estar presente en una ocasión como esta”, explicó Evelina Christillin, vicepresidenta del TOROC (Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Torino) y quien ahora es miembro del FIFA Council.

Amedeo Felisa, vice director general de Ferrari en aquel entonces, agregó: “Ferrari, que desde su nacimiento tiene el espíritu deportivo como uno de sus principios fundamentales, se enorgullece de albergar el símbolo olímpico. Es un evento que siempre ha tenido la capacidad y la fuerza para llevar mensajes de significado global”. El recorrido de la llama olímpica comenzó en Bolonia por la mañana, pasando por Módena a las 10:06, Formigine a las 11:41 antes de llegar a Maranello alrededor de las 11:45. El piloto de pruebas principal de Ferrari, Dario Benuzzi, fue el primer representante de Ferrari en recibir la llama en punto de las 11:50, en el paso elevado que cruza la pista de Fiorano. Tras recorrer 400 metros hasta la entrada histórica en Via Abetone Inferiore, Benuzzi entregó la llama a Luca Badoer, piloto de pruebas oficial de Scuderia Ferrari Marlboro, quien estaba a bordo de un Ferrari F430 Spider conducido por Amedeo Felisa. La llama olímpica atravesó la fábrica a lo largo de viale Enzo Ferrari hasta llegar a Nuova Meccanica. Desde allí, se dirigió a la Galleria Ferrari, donde se encontraba el pebetero con la llama.

La Llama Olímpica, llevada por un nuevo corredor, continuó su camino alrededor del Comune de Maranello antes de partir hacia Fiorano Modenese, Sassuolo, Casalgrande (13:52), Reggio nell’Emilia (15:46) y Sant’Ilario d’Enza (17:18), finalizando el día en Parma a las 17:25 con la ceremonia de encendido del pebetero olímpico. Este evento no sólo fue una celebración del espíritu olímpico, sino también una muestra del orgullo nacional italiano, destacando la perfecta combinación de sus tesoros deportivos e industriales.


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