POV: Mi primera vez en las 500 Millas de Indianápolis

Si después de adentrarte al mundo del automovilismo aún tienes dudas sobre si debes asistir a las 500 Millas de Indianápolis, te comparto mi experiencia en la 108ª edición de las 500 Millas de Indianápolis.

Mi experiencia en las 500 Millas de Indianápolis superó mis ya altas expectativas. Cortesía: Amelia Rosales.

Spoiler Alert! Asistir a la 108ª edición de las 500 Millas de Indianápolis fue una de las experiencias más extraordinarias de mi vida. Desde las gradas en la recta principal TAG Heuer, tuve una vista privilegiada con la emoción y la adrenalina que caracterizan este evento legendario. Además, pude explorar la zona de garajes y pits, lo que añadió una capa extra de emoción a mi aventura; y si bien estas experiencias fueron posibles a que Q8 Magazine fue uno de los medios acreditados para realizar cobertura del evento, los fanáticos también tienen acceso a estas zonas en días específicos y con paquetes especiales que pueden adquirir en la página oficial del Indianapolis Motor Speedway.

Desde el momento en que llegué al Indianapolis Motor Speedway, quedé impresionada por la magnitud del complejo. En soledad, el lugar parecía un gigante dormido, pero con la llegada de los aficionados, se transformó en un hervidero de vida y emoción. La atmósfera era de compañerismo y familia; sentí que todos éramos parte de algo mucho más grande, como si estuviéramos en casa. La carrera en sí fue un espectáculo inolvidable. Josef Newgarden ganó en la última vuelta, un momento que me llenó de una mezcla de sentimientos indescriptible. Observé cómo los ojos del equipo de Pato O'Ward, llenos de esperanza, vieron desvanecerse su sueño en un segundo, mientras que en Penske se encendía el furor del triunfo. Fue una montaña rusa emocional que encapsuló la esencia de las 500 Millas de Indianápolis.

Firehawk es la mascota de Firestone que, sin duda, se volvió el alma de la fiesta. Cortesía: Amelia Rosales.

Participé en varias actividades previas a la carrera, y cada una de ellas en específico me mostró el sentido de camaradería entre el pueblo, las tradiciones de la Indy 500 y aquel icónico momento en el que los ganadores toman leche; se trata del evento de los rookies del año ordeñando una vaca el cual es cerrado al público general, pero extremadamente significativo, lleno de historia y que se convierte en la antesala de la celebración láctea del domingo de carrera. Otro momento que me dejó encantada fue el Pit Stop Challenge durante Carb Day, en el que la energía de la gente era contagiosa, llenando el ambiente de entusiasmo y anticipación.

Cada recinto tiene su propia vibra, y el IMS se destaca por su ambiente familiar. Me encantó ver a los asistentes convivir como si se conocieran de años atrás, creando nuevas amistades en el proceso; como dije, viajé sola, pero en ningún momento me sentí así. Conocí personas increíblemente interesantes, amantes de la carrera y que, además, compartieron la historia de su primera vez en la carrera. Tony Donohue, un chico local que asistió por primera vez a la Indy 500 a los cinco años con su padre, ha convertido este evento en una tradición familiar y de amigos que se repite año con año. Tony es como el héroe local que se sabe cada rincón del Speedway y está abierto a compartir cada una de sus experiencias, anécdotas e historias.

GALERÍA: LAS 500 MILLAS DE INDIANÁPOLIS EN MI CARRETE

Michael Duforest, un francés enamorado de la historia de los ladrillos, me acompañó en un recorrido por la pista. Ambos parecíamos niños pequeños en Disney World, emocionados por el rugido del motor y la adrenalina del momento. Tuve la oportunidad, como medio, de hablar con Cara Krstolic, Executive Director, Race Tire Engineering and Production, Chief Engineer, Motorsports at Bridgestone Americas quien explicó en detalle cómo Firestone selecciona cuidadosamente los neumáticos para la carrera, una terminología que, aunque tenía una idea de cómo funcionaba, ahora tiene más sentido gracias a ella. Además, tener esta representación femenina en un puesto considerado para hombres es crucial para el progreso del mundo y una inspiración para las pequeñas niñas que, como yo, sueñan con que el mundo del deporte motor sea su casa.

Mike Silver, uno de los periodistas con más objetividad que he conocido, tiene un conocimiento infinito de la historia del deporte. Cada conversación con él era un deleite, y escuchar sus análisis post-sesiones me hizo crecer como periodista. Creo que eso es algo que esta carrera hace por ti; seas medio o fanático, siempre habrá algo que aprenderás y que te hará echar raíces en lugares donde antes dudabas hacerlo.

Cómo es asistir a las 500 Millas de Indianápolis

El Borg-Warner Trophy está expuesto durante todas las sesiones ya sea en el área de pits a un costado de la yarda de ladrillos o en la Plaza de la Pagoda. Cortesía. Amelia Rosales.

El momento previo a la carrera me dio escalofríos; la anticipación era palpable. Sin embargo, la logística para salir del complejo podría mejorar, aunque entiendo que forma parte de la experiencia. Definitivamente, me gustaría volver a asistir y vivir cada gramo de adrenalina nuevamente. Recomiendo al 100% que todos vayan a cada una de las sesiones, desde las prácticas hasta la carrera. Las actividades como el desfile de pilotos en el centro de la ciudad y convivir con los campistas en los Coke Lots son una fiesta única, apta sólo para los valientes.

He asistido a otras carreras de autos, y aunque es difícil comparar eventos tan diversos, cada uno tiene su encanto particular. Las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis, aunque ambas forman parte de la Triple Corona del Automovilismo, ofrecen contextos históricos y ambientes completamente diferentes. Sin embargo, comparten ese sentido de hermandad y camaradería entre los asistentes. Por lo que cierro con las palabras de Alexander Rossi, piloto de Arrow McLaren: “esta pista tiene un misticismo sin igual que se puede sentir en el aire. Por lo menos una vez en la vida, todos deberían vivir la experiencia de las 500 Millas de Indianápolis”.

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